Historia del Templo de Hera
Construido alrededor del año 550 a.C., el Templo de Hera I, de gran importancia histórica, está profundamente vinculado a su deidad patrona, Hera. La devoción a Hera queda patente en los exvotos, principalmente pequeñas estatuas de terracota de mujeres. Dichas ofrendas, junto con otras reliquias, se enterraban con frecuencia en fosas sagradas en las proximidades del templo.
El culto dedicado a Hera probablemente se centraba en promover la fertilidad dentro de las comunidades locales. Muchos de los que acudieron al culto eran mujeres jóvenes a punto de casarse o personas que rezaban en nombre de esas mujeres. A pesar de las invasiones posteriores de lucanos y romanos, el culto a Hera siguió siendo un aspecto vital de la vida espiritual local, hecho reforzado por la construcción de un segundo templo dedicado a la diosa.
El Templo de Hera II servía de lugar de culto a Zeus y a una divinidad no identificada. En el lado oriental, restos de dos altares - una grande y otra comparativamente más pequeña - se puede ver. Los historiadores también afirman que el templo podría haber estado dedicado inicialmente tanto a Hera como a Poseidón. Esta hipótesis se ve respaldada por ciertas estatuas votivas descubiertas alrededor del altar mayor, que parecen indicar esta doble dedicación.